Con esta frase de la película El día de la bestia de Alex de la Iglesia, quiero resumir toda aquella actitud común de las personas que nos quejamos de lo que nos sucede, a pesar de que ya se nos venía avisando.
«¡Haber estudiao!» me decían cuando no encontraba modo de aprobar, o más adelante al buscar trabajo y no encontrar por falta de preparación: Nos damos cuenta de lo importante que es la educación y la cultura, por el simple hecho de que nos ayuda a saber cuando nos quieren dar «gato por liebre».
El artículo del otro día —Los extremos— lleva una ironía y una paradoja implícitas:
Tienes el derecho de no hacer nada, de no movilizarte, de volver la cabeza, de no mirar, de racionalizar lo que ves y oyes para que no te afecte, en fin, de que te importe una mierda lo que está pasando en esta sociedad corrupta nuestra (la española) y en las del resto del planeta…
Pero el día que te toque pasarlo mal porque ya no te quede ni un derecho al que acogerte para que te dejen de humillar, esclavizar o defenestrar de la vida digna que toda persona merece…
¡No te quejes!
¡No haberlo puesto! (o dejado que lo pusieran) —con tu voto, con tu nihilismo, con tu apatía, con tu indiferencia, con tu indolencia, con tu pasotismo, con tu miedo...
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