viernes, 14 de enero de 2011

Derechos de autor II

Qué os parece si le diéramos la vuelta al asunto y miráramos la historia desde el otro lado: La tecnología está desfigurando el mundo que hasta ahora conocíamos; es equiparable al cambio que hubo después de la Revolución Francesa. Un gran número de nuevos puestos de trabajo se crean gracias a este nuevo ámbito profesional (cosa que no ocurría hace bien poco), y debido al empuje informático otros empleos dejan de ser necesarios, como pasó a raíz de la Revolución Industrial. 




El objetivo es la capacidad de adaptación de las personas: No se trata de robar, y de perseguir a los ladrones, sino de evolucionar con los tiempos. Está claro que nadie debe apropiarse de lo ajeno, pero tampoco se puede perseguir al usuario por utilizar algo que le han impuesto(el consumo y la tecnología fuera del alcance del bolsillo). 


Lo que debemos hacer es adoptar un nuevo sistema de remuneración (Renta Básica para los artistas y profesionales del arte) y valorar otras iniciativas, como la música en directo, el intercambio de cultura a precios razonables, la búsqueda del desarrollo personal por medios dignos libres del ansia de enriquecimiento (la mayoría de los "artistas" son en realidad artesanos, y sinceramente, nos han inculcado a todos la ficticia necesidad de ganar y ganar para suplir necesidades que son irrelevantes), etc. 


Nadie pensaría pagar derechos de autor a un ebanista por los muebles realizados en el pasado, o a una médica por los trasplantes... Sinceramente, no puedo asegurarlo, pero probablemente muchos de los que más activamente se quejan del pirateo se descargan artículos de gremios ajenos; ¿quién no tiene una peli pirata en su casa? (cosa por otro lado entendible).

Mantener el sistema de derechos de autor es improductivo (excepto para los gestores que se enriquecen con el meollo, para los artistas de élite, que quieren seguir viviendo en mansiones y disfrutando la gran vida, y para los ilusos que pensamos que vivir del arte será gracias a unas cuantas migajas que sobrarán del tremendo e injusto negocio especulativo que se hace con la Cultura. Que es de todos). 


Yo soy un profesional de la música y aprecio y sufro la injusta crisis que estamos viviendo; pero es hora de evolucionar y buscar nuevas ideas para seguir en la brecha. El sistema se desmorona por inoperante. Tened en cuenta que el problema del pirateo es un secuela del capitalismo salvaje y de lo que está —y permitimos— haciendo con nosotros.





3 comentarios:

Anónimo dijo...

A ver, me parece que tienes un despiste importante. Para empezar, por cada artista que vive en una mansión debe haber unos cientos (o miles) de profesionales de otros gremios haciendo tres cuartos de lo mismo. La única diferencia es que son anónimos y como, por lo tanto, no generan envidias, los dejáis vivir.

Por no volver a repetirme sobre lo que significa el trabajo a comisión de beneficios te remito a mi post en tu entrada anterior sobre el tema.

Sobre la consideración de lo descargado/pirateado (léase Torrente 4) como objetos Culturales, perdona pero es un tema con el que a mí me da la risa. ¿Qué tal si los llamamos mejor "artículos de ocio" que es mucho más real? así podremos ubicarlos en su justa posición en el mercado.
A partir de esta puntualización, el único problema que puede afectar a los que piensan como tú, es que la industria, al ser un negocio de inversión, tiene unos límites y si algo deja de ser rentable, deja inmediatamente de producirlo. Si se siguen tus recomendaciones, el futuro cercano del entretenimiento se olvidará de las superproducciones costosas por no ser rentables y poco a poco, se irá reduciendo a preciosos videos caseros de Youtube o a hermosas grabaciones hechas con Garage Band.

Te recuerdo, por último, que los artistas del escenario no son necesariamente los autores de las músicas, ni los actores los guionistas de las películas. Concepto éste que por algún extraño motivo es costosísimo de introducir en la cabeza de la mayoría. Estamos hablando de un colectivo de profesionales, con las siguientes características: en su mayoría desconocidos, en muchos casos mayores (de edad), físicamente poco favorecidos como para pisar escenarios, gordos, feos, calvos, bajos o sencillamente tímidos o con voz y ademanes poco atractivos, etc, etc. Ya lo decían los escritores, que ahora van a tener que participar en coloquios si quieren vivir porque los libros tendrán que regalarlos....
Espero que sean simplemente fantasías propias de la juventud y que un poco de maduración, junto con algún ejercicio de reflexión, os lleven a empezar a ver la realidad y el sentido de los negocios.

En resumen, en un futuro cercano, lo único que va a cambiar es que los productos en el mercado bajarán tanto de precio como de calidad. Siempre en la medida en que se pueda controlar el pirateo, porque si resulta que es incontrolable, se acabarán los productos de calidad por falta de inversión. Así de sencillo. Claro que cuanto más jóvenes, menos interés por las obras elaboradas, para ser un gourmet hacen falta años como con el vino. En fin, ya se sabe, el futuro es de los jóvenes, así que Coca-cola para todos. Porque eso sí, el adsl (la coca cola) lo seguiréis pagando como corderos ¿no?. Chao.

Unknown dijo...

No creo en absoluto en la consigna del mercado, que entiende la competencia individualista como motor de la economía y el bienestar. Tampoco creo que el reparto de los beneficios y la adopción de soluciones como la Renta Básica (puedes mirar los enlaces), sean obstáculos para la búsqueda de calidad y el desarrollo útil de las ciencias, las artes o la tecnología.

Otro mito, el de la "falta de inversión": la huída de los especuladores, que no aportan otra cosa que el deterioro de la innovación, es lo que se necesita para la creación y puesta en práctica de nuevas ideas, basadas en la vocación y el amor por las cosas bien hechas. Facultades propias de la juventud, de espíritu y de conciencia.

Unknown dijo...

Un compositor, cocinero, modisto, guionista, etc. (y sus respectivos femeninos), también se les considera "artistas".

Publicar un comentario