martes, 31 de enero de 2012

La Ilusión en la mesilla de noche



Un día la Ilusión llega y se instala en tu mesilla de noche, y como una pequeña lámpara alumbra en el crepúsculo el nacimiento de la Vocación. Una fuerza necesaria que te impele a transformar y comunicar energía creativa. Que te ayuda a sobrevivir y da sentido a tu paso por el tiempo.

Sin escatimar esfuerzos, sin trabajar, sino como jugueteando, alimentas y ves crecer aquella primeriza Vocación que se va convirtiendo en proyecto vital. Incluso la propia Voluntad se hace aliada de tu resolución. Se aúnan las esperanzas de proporcionarle lo preciso para que alcance la madurez, a esa circunstancia que es reflejo de ti mismo, con un afán sincero de entrega; sin recoger a cambio más que la sensación de la tarea bien hecha y algún día quizás terminada.

Con el pasar de los años y la superación de todo tipo de pruebas, retos y dificultades, y con el disfrute de alegrías y satisfacciones caes en la cuenta de que toda actividad, empleo o dedicación es fruto de la necesidad de mantener tu Vocación, de procurar que lo que te da la vida se conserve intacto y sano. Al tiempo, el vecindario y la gente de otros barrios cercanos sonríe, y se congratula de tu gracia al verte pasear apacible, acompañado de tu creación, de tu guía, de tu horizonte. De tu esperanza en un mundo posible en la prosperidad compartida…

Cuando un río lleva agua, canta un rumor que se eleva y flota sobre pueblos y campos, que se convierte en nubes que ofrecen su tesoro a todo lo que quede bajo su sombra; a la tierra que nos sostiene y a cualquier ser viviente que demande su atención. Pero la codicia y la ambición merodean siempre donde hay cosechas abundantes o se atisba beneficio fácil y cuantioso.

Alguien o algo se encapricha de tu sueño. Lo ve útil; lucrativo. Te ofrecen a cambio lujos, fama, ocio, vicios exquisitos. Te facilitan sin pedirlo servicios, amistades y esbirros que harán tu trabajo por ti mientras ves engordar tu Vocación. Te muestran un futuro aparentemente deslumbrante y de éxitos sin esfuerzo. Llegan a cerrarte caminos, te ponen trampas, bloquean puertas para que definitivamente entres en su redil. Pero una vez más, la intuición de los que luchan por su sueño sin más motivación que la de aprender, disfrutar con la creación y comunicarse compartiendo sus pequeñas certezas, te avisa y te arropa para evitar el gélido hálito de ese abismo que necesita engullirnos para alcanzar el dominio despótico de todo lo puro y peculiar de las personas, y erigir un orden oscuro y absoluto...

Y al fin te niegas: La experiencia de cuidar de algo tan valioso te ha cedido habilidades, nociones y pequeños saberes que ayudan a ser libre. Te ha enseñado que tu propia Vocación es importante, pero aún más mantenerla con vida y a salvo de negruras que corrompen y matan poco a poco. Paulatinamente has ido asimilando el valor del trabajo en equipo. Has requerido ayuda en ciertos momentos y se te ofreció por que respetaban tu coraje y tu empuje. Encontraste inversores modestos que confiaron en tu visión porque eras un humilde ejemplo a tener en cuenta , una fuente de ideas, un caudal de preguntas que encontraron respuestas válidas para cualquier curioso.

Respuestas que ahora es necesario comunicar, o se pudrirán en el olvido, en una jaula de oro. Respuestas que al reinvertirlas, al replantarlas y mimarlas entre muchos se han convertido en un Sueño Colectivo, que ya no podrá caer fácilmente en manos de cualquier ansioso con ambición y egoísmo desmesurados. Que conformará junto a muchos otros sueños compartidos un arma imbatible que derrotará el inmovilismo, la pedantería del poder individualista, la estrechez de miras y la avaricia. Que barrerá la codicia corrompida y mojigata que quiere despojarnos de las cosas limpias y valiosas para todo el mundo, no exclusivas de unos pocos falsos merecedores de privilegios por nacimiento, circunstancias favorables o golpes de suerte encontrados con falta de escrúpulos o insolidariamente.

Respuestas que se basan en la libertad de elección. En la posibilidad de forjarnos un futuro a medida de nuestras necesidades y no de las directrices de mercaderes adictos a la acumulación. Encontradas en la conciencia más profunda y primordial de la comunidad que formamos; y que están fundadas sobre la mesura y la responsabilidad con nuestro entorno más cercano y que como algunas partículas subatómicas, se activan por simpatía en horizontes no cotidianos.

Una ilusión, una vocación, un proyecto. Trabajo previo, la siembra con ayuda, recolección en comunidad. Separar el grano y replantarlo, nuevas cosechas pero ya de todos. Y todo por un sueño que nace en la intimidad de la individualidad, a la luz de la pequeña lámpara de una mesilla de noche.